Dijo el Ojo un día: "Veo más allá de estos valles una montaña velada por una bruma azul. ¿No es hermosa?"
El Oído escuchaba, y luego de atender intensamente por un rato, dijo: "Pero, ¿dónde hay una montaña? No la oigo."
Entonces la Mano habló: "Trato en vano de sentirla y tocarla, y no puedo encontrar montaña alguna."
Y la Nariz dijo: "No existe montaña alguna; yo no puedo olerla."
Entonces el Ojo se volvió hacia otro lado y todos comenzaron a hablar sobre la extraña ilusión del Ojo. Y dijeron: "Algo debe pasarle al Ojo."
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