El hombre y la hormiga.

Se fue a pique un día un navío con todo y sus pasajeros. 
Un hombre, testigo del naufragio, decía que no eran correctas las decisiones de los dioses, puesto que, por castigar a un solo impío, habían condenado también a muchos otros inocentes.

Mientras seguía su discurso, sentado en un sitio plagado de hormigas, una de ellas lo mordió, y entonces, para  vengarse, las aplastó a todas.

Se le apareció al momento Hermes, y golpeándole con su caduceo, le dijo:

-Aceptarás ahora, que nosotros juzguemos a los hombres del mismo modo que tú juzgas a las hormigas.


Fábula de Esopo.

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